Además de ser un juego muy divertido puede ser de gran ayuda tanto para niños como para adultos.

Los rompecabezas, en especial los puzles, guardan en sí mismos grandes beneficios para quienes lo montan. Más allá de ser vistos como un simple juego, también pueden representar una herramienta muy poderosa para mejorar nuestras capacidades.

Entre sus características, encontramos que es un juego que puede practicarse tanto de forma individual como en grupo, por lo que puede promover la autonomía y el trabajo personal, o la comunicación e interacción interpersonales. 

Además, encontramos múltiples beneficios que hacen esta práctica muy acertada para cualquier público, desde los más pequeños hasta los mayores de la casa:

• Ayuda a reflexionar antes de llevar a cabo una acción, a través de la comparación con la muestra y/o con la búsqueda de la pieza que encaja con la que ya tiene. Esto hace que tomemos consciencia de los pasos a seguir, a valorar distintas opciones hasta encontrar la acertada, y a tolerar el error y seguir intentándolo hasta el éxito. ¡Es decir, se trabaja la resolución de problemas sin saberlo!
  
• Fortalece la capacidad de concentración ante el hecho de observar los detalles para ir alcanzando su reto, así como la memoria visual. Cada vez los puzles son más grandes, las piezas más pequeñas… el reto aumenta y, proporcionalmente, la sensación de logro y satisfacción.
• Desarrolla la planificación y la percepción espacial, pues en muchas ocasiones se sigue la práctica de dividir o estructurar la muestra para ir encontrando las piezas según la localización (esquinas, extremos, centrales…), según los colores (fondo, suelo, cielo…) o formas (caras, edificios, naturaleza…).
• Promueve la capacidad de extraer información concreta y específica de algo general (detalles) y viceversa, de un pequeño detalle construir una composición global.
• Ejercita la psicomotricidad fina, pues se deben coger piezas finas y pequeñas, dejarlas en un espacio concreto, encajarlas con las de al lado… y todo ello ayuda a desarrollar la coordinación óculo-manual (ojo-mano).
• Fomenta la actividad grupal y/o familiar, la socialización y la comunicación, así como la consideración de opiniones externas y la aceptación de soluciones.
• Reduce el estrés ya que obliga a prestar atención a varios conceptos a la vez, y evita o interfiere sobre pensamientos menos adecuados

Como se puede observar, son múltiples los beneficios que se esconden bajo los puzles. Pero además, hay que darle especial importancia ya que, por un lado, es una alternativa sana y lúdica para los niños y jóvenes ante la creciente dependencia de las nuevas tecnologías (donde también encontramos puzles pero perdemos este desarrollo de la psicomotricidad fina y ganamos más tiempo frente a un ordenador o un móvil), y en los más mayores reduce la posibilidad de sufrir enfermedades degenerativas cognitivas, como el Alzheimer. Concretamente, se ha demostrado que la práctica continuada de puzles y rompecabezas reduce la proteína que se encuentra relacionada directamente con la enfermedad del Alzheimer.

Por ello, podemos decir que los puzles son perfectos tanto para los niños como para los adultos; una actividad recomendable para los más pequeños y para los mayores. Se trata de un juego familiar que esconde muchos más beneficios de los que aparenta y se trata de una alternativa para mejorar la relación entre padres e hijos.

Esperamos que te haya servido para tomar consciencia de lo bueno que es montar un puzle, de los beneficios que tiene en memoria, atención, motricidad… y de lo importante que es tener activa nuestra mente. ¡Si quieres saber más actividades que puedes hacer, ponte en contacto con nuestro equipo de Atenea Cínica de Psicología en Mallorca y veremos cómo trabajar a la vez que te lo pasas bien!