Me siento inferior a los demás, ¿cómo lo supero?
Me siento inferior a los demás, ¿cómo lo supero?
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos podido sentir que somos inferiores a los demás en algún aspecto, actividad, rasgo, característica,… Sin embargo, al igual que este sentimiento ha podido surgir, también hemos podido reconocer otros aspectos en los que nosotros podemos destacar. Las personas que sufren complejo o sentimiento de inferioridad, tienen dificultades para poder ver los dos polos de ese mismo continuo, centrándose solo en sus defectos y anclándose en la comparación constante con los demás, sintiéndose poco valiosos y teniendo una imagen de sí mismos muy negativa.
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos podido sentir que somos inferiores a los demás en algún aspecto, actividad, rasgo, característica,… Sin embargo, al igual que este sentimiento ha podido surgir, también hemos podido reconocer otros aspectos en los que nosotros podemos destacar. Las personas que sufren complejo o sentimiento de inferioridad, tienen dificultades para poder ver los dos polos de ese mismo continuo, centrándose solo en sus defectos y anclándose en la comparación constante con los demás, sintiéndose poco valiosos y teniendo una imagen de sí mismos muy negativa.
La autoestima, es el conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos cada uno acerca de nosotros mismos como resultado de la valoración que realizamos según hayan sido nuestras experiencias. Por tanto, ésta se va construyendo a lo largo de la infancia y la adolescencia a través de nuestras vivencias en el hogar, en la escuela y con los amigos, la cual se acaba consolidando ya en la etapa adulta.
Los niños que hayan crecido en un entorno inseguro, en el que han cobrado más peso las represalias por los errores cometidos que por los logros conseguidos, haya habido un alto nivel de exigencia y pocas muestras de afecto, humillaciones, menosprecios o rechazos, tienen más probabilidades de convertirse en adultos inseguros y con baja autoestima, teniendo como resultado una imagen negativa de sí mismos.
¿Qué tiene que ver el sentimiento de inferioridad con la baja autoestima?
Sentirse inferior a los demás es un pensamiento muy común y frecuente entre las personas con baja autoestima. Esto es debido a que las personas con baja autoestima se caracterizan por:
- No aceptarse tal y como son.
- Dar una elevada importancia a los propios errores y defectos y menospreciar las propias virtudes y logros.
- Ser muy autoexigentes consigo mismos, nunca es suficiente.
- Nula confianza en las propias capacidades.
- Miedo al fracaso.
- Necesidad de aprobación y aceptación por parte de los demás.
- No aceptación de las críticas.
- Cuesta mucho decir NO y poner límites.
- Dificultad para expresar los propios sentimientos.
- Comparación constante con los demás.
Y es precisamente por todas las características que conforman la baja autoestima, y especialmente por la constante comparación con los demás, dónde aparecen y se intensifican los sentimientos de inferioridad. Los niños que se han convertido en adultos inseguros debido a la educación y afecto recibido durante su infancia y adolescencia, suelen tender atener baja autoestima, y por tanto, a menospreciarse y minusvalorarse a sí mismos, causando así el complejo de inferioridad.
Sin embargo, existen otros motivos que también pueden contribuir a desarrollar este sentimiento, como son:
- Características físicas que no son del agrado de uno mismo (peso corporal, altura, algún rasgo específico de la cara o del resto del cuerpo,…).
- Falta de habilidades sociales.
- Reacciones corporales como respuesta a síntomas de ansiedad (ruborizarse, sudar, tartamudear, olor corporal, etc.).
¿Qué aspectos contribuyen al sentimiento de inferioridad?
- Actitud pesimista y negativa: ante cualquier situación ponerse en lo peor, pensar que “no se va a conseguir” puede acabar demostrando a través de la profecía auto cumplida que uno no es capaz de hacerlo. Esto se debe a que al final con esta actitud se acaba por no afrontar las diversas situaciones o hacerlo con una energía negativa que no ayuda a buscar soluciones ni afrontar los contratiempos de una manera adaptativa.
- Exageración: estar centrados en todas las cosas y situaciones malas que van pasando en la vida, pensando que en todo uno sale perdiendo, no ayuda a gestionar de una manera más adaptativa las emociones, sino que puede contribuir a empeorar cada vez más los propios pensamientos y a ver las cosas más negativas de lo que son.
- Compararse constantemente con los demás: cuando uno tiende a reconocer los aspectos positivos de los demás, o incluso en ocasiones exagerarlos, a la vez que menosprecia los suyos y reconoce solo los negativos propios, es muy fácil que los sentimientos de inseguridad con uno mismo cada vez aumenten más.
- Necesidad de aprobación: muy relacionado con el punto anterior, desplegar una gran cantidad de esfuerzos para agradar a los demás conlleva como consecuencia que uno se acabe olvidando de uno mismo y de lo que necesita. Esta necesidad de agradar a todo el mundo tiene muchas probabilidades de acabar en frustración y dañar todavía más la propia autoestima, ya que es muy difícil, e incluso casi imposible poder agradar a todo el mundo. Es en estos casos cuando las personas con sentimientos de inferioridad buscan la aprobación de las personas que sienten que están por encima de ellas, y será entonces cuando se sientan reconfortadas.
- Envidia: también relacionado con los anteriores puntos, reconocer los logros de los demás puede contribuir a aumentar los pensamientos de deseo de tener esas virtudes que se ven en los otros, recordando así las propias carencias.
¿Cómo se puedo dejar de sentirme inferior?
- Deja de compararte: cada persona tiene sus propias capacidades y virtudes. Si no eres capaz de reconocértelas, tómate un tiempo para buscarlas, observa qué es lo que se te da bien, con qué disfrutas. Cada persona es única y especial, asumiendo que todos tenemos defectos y virtudes.
- Sé consciente de que nadie es perfecto, encuentra tus virtudes: al igual que tú tienes aspectos que puedes mejorar, los demás también los tienen, y es responsabilidad de cada uno trabajar para conseguir lo mejor de uno mismo.
- No solo des importancia a lo negativo: trata de modificar tus pensamientos para no centrarte solo en el fracaso, date la oportunidad de valorar qué ha fallado y qué se puede hacer para mejorar. Los fallos son oportunidades para aprender y crecer. Cuando estamos bajos de ánimo es muy fácil centrarnos en los aspectos negativos y no valorar los positivos que nos rodean, y a la vez, el constante sentimiento de inferioridad acaba contribuyendo a emociones como la tristeza o el enfado.
- Acepta tus defectos: todos tenemos defectos y eso también nos hace ser diferentes. Es importante que aprendas a convivir con ellos, aceptarlos y tratar de mejorarlos siempre que sea posible sin obsesionarse, es necesario entender que no nos hace inferiores a los demás no ser tan buenos como ellos en algo.
- Vive el presente: no hagas comparaciones constantes con el pasado. Ahora es una nueva etapa de tu vida en la que puedes aprender nuevas herramientas y estrategias para establecer nuevos retos, oportunidades y crecer a nivel personal.
- No seas tan autoexigente: asumir que nadie es perfecto, que uno de los derechos principales de los que disfrutamos todos los seres humanos es el derecho a equivocarse puede contribuir a tu bienestar. Cuando veas que estás autoexigiéndote, imagina que se lo estás exigiendo a un ser querido tuyo ¿le exigirías de esa manera?
Esperamos haberte ayudado a entender lo que te puede estar ocurriendo y cómo empezar a dar pasos para cambiarlo. Si te sientes identificado y consideras que necesitas más ayuda, no lo dudes, ponte en contacto con nuestro equipo de Clínica Atenea. ¡Podemos ayudarte!