¿Qué es la adicción a los videojuegos?
¿Qué es la adicción a los videojuegos?
La adicción a los videojuegos, consiste en una necesidad constante por parte de la persona de jugar que interfiere en la vida diaria y que se antepone a cualquier otra actividad (incluidas las que antes uno disfrutaba) y que de no poder llevarla a cabo, provoca un sentimiento de tristeza o de nerviosismo importante. Así pues, en el caso de los niños y adolescentes se pueden ver alterados el rendimiento en la escuela y las relaciones familiares y de amistades y en el caso de los más adultos, verse alterado el rendimiento laboral y también las relaciones personales, familiares y amistades.
Adentrémonos un poco más en el funcionamiento de la adicción, ¿cómo interviene el cerebro?
Los avances científicos han podido demostrar desde hace ya muchos años, que nuestro cerebro es un órgano que va cambiando constantemente y se va adaptando al entorno desde que nacemos hasta que nos morimos. Éste tiene una serie de partes más bien fijas que se encargan de las funciones vitales como orientarse, sentir, ver, reconocer caras, hablar,… y a la vez, tiene una parte que es plástica y flexible que se va modificando a diario y eso se ve reflejado en nuestra forma de actuar en el presente y en el futuro.
En muchas ocasiones, el cerebro trabaja de forma automática para satisfacer y realizar actividades básicas para nuestra supervivencia. Por un lado, tenemos partes de éste que trabajan para potenciar los buenos recuerdos y generar unas sustancias que nos animen a repetir lo que nos gusta y por otro, tenemos otras que nos ayudan a escapar del dolor.
Cuando algo da placer o no, una de las áreas del cerebro que se activa es el área emocional, que graba lo que pasa para ayudarnos en futuras acciones similares. Cuando nos volvemos a encontrar en la misma o parecida situación, o la recordamos, el cerebro crea unas señales y conexiones que hacen que queramos repetir o huir de la situación, dependiendo de si en el pasado nos gustó o no. Cuando queremos repetir, podemos decir que el cerebro activa el circuito de recompensa, que es el responsable de que vayamos a comer, a relacionarnos, a dormir, a buscar la felicidad,…
Este sistema de recompensa tiene que ver con la generación de la dopamina, una sustancia que se genera en nuestro cerebro cada vez que vivimos algo que nos genera placer, como por ejemplo un abrazo de nuestros padres cuando somos bebés, compartir un rato agradable con unos amigos, hacer deporte, escuchar música o cuando se fuma, se bebe alcohol o se toman drogas.
Los últimos estudios neurocientíficos han demostrado que el uso de los aparatos tecnológicos genera entre otras sustancias, la anteriormente nombrada dopamina, sustancia que se genera cuando sentimos placer. Sin embargo, esto no significa que ese circuito refuerce, obligue ni determine la propia voluntad de uno mismo. La adicción aparece a base de repetir muchas veces acciones o actividades que nos producen placer (en este caso jugar a los videojuegos) de una manera descontrolada. Por tanto, quiénes adquieren una adicción a los videojuegos, también son responsables conscientes de haber tomado la decisión de seguir jugando, no interrumpir ese juego y repetir y repetir de manera descontrolada la misma acción, con la consecuente generación de dopamina acompañada.
¿Cómo diferencio entre una afición y una adicción?
Se puede valorar la opción de la adicción cuando jugar a los videojuegos interfiere en el día a día de la persona y a pesar de los numerosos intentos por distraerla con otras actividades que también le gustaban, es imposible que interrumpa el juego o lo hace con mucho malestar. Sin embargo, si es capaz de interrumpirlo y poder atender a las otras necesidades y actividades sin malestar, ansiedad ni estar pensando en el videojuego, podemos estar hablando de una gran afición pero no necesariamente adicción.
Las personas que les gustan los videojuegos suelen encontrar en éstos un sinfín de distractores, placer, excitación, socialización y relajación que les aleja de los problemas de la vida diaria y que si se hace un buen uso de éstos, no tienen por qué implicar un problema. Sin embargo, debido a todo lo que se encuentra, la motivación por seguir jugando a estos juegos va en aumento hasta que si no se compensa con otras actividades y refuerzos, puede llegar a aparecer un uso descontrolado de éstos que acaba por desconectar por completo y, no solo por un pequeño período de tiempo, de la realidad de la persona.
Algunos indicadores que nos pueden hacer valorar una posible adicción:
- Aparece irritabilidad cuando se le pide que interrumpa o reduzca el tiempo de juego.
- Cada vez necesita más tiempo de juego para quedarse satisfecho/a.
- Parece no tener control ni orientación del tiempo que está jugando ni de cómo detenerlo.
- Se ven alteradas otras actividades o responsabilidades importantes, las cuáles se van dejando para más tarde o se dejan sin hacer (en el caso de los más pequeños y adolescentes los deberes y las actividades básicas de la vida diaria y en el caso de los más adultos el trabajo y las actividades básicas de la vida diaria). Nos referimos por actividades de la vida diaria a comer, asearse y dormir principalmente.
- Cuando lleva mucho tiempo sin jugar su comportamiento se vuelve agresivo o irritable.
- Suele aislarse en su habitación o zona de juego.
- Se distancia de sus allegados y amigos.
- Descuida sus obligaciones en la casa.
- No manifiesta tanto interés por otras actividades con las que antes disfrutaba.
- Juega a escondidas o miente respecto al tiempo que se pasa jugando.
- Justifica su juego diciendo que es peor hacer otras cosas que jugar.
- Amenaza.
Si te ves reconocido o ves reconocido a algún ser querido en lo anteriormente explicado, no dudes en contactar con un profesional y asesorarte.