Los trastornos del comportamiento, conocido en DSM-5 (APA, 2013) por Trastornos Disruptivos del Control de los Impulsos y de la Conducta, se refieren a problemas de autocontrol del comportamiento y de las emociones; conductas que violan derechos de los demás (agresión, destrucción…) o llevan a la persona a conflictos frente a normas sociales o personas de autoridad.
Características de los Trastornos Disruptivos del Control de los Impulsos y de la Conducta:
Cuando estamos ante un caso de Trastorno del Comportamiento, lo más destacado es que los chicos se muestran agresivos, con dificultades en las relaciones sociales tanto con iguales como con adultos y, en general, les cuesta obedecer.
Además, se dan enfados, busca la culpa externa, miente y puede haber hurto o actuaciones crueles hacia otras personas y/o animales.
Aun así, es necesario tener en cuenta que hay una serie de criterios diagnósticos que van a llevar a los profesionales expertos a diferenciar ante qué trastorno del comportamiento nos encontramos o si se trata de conductas transitorias de alteración de comportamiento.
A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por (1) y/o (2):
Inatención: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente a las actividades sociales y académicas/laborales:
B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.
C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos (p. ej., en casa, en la escuela o en el trabajo; con los amigos o parientes; en otras actividades).
D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.
E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).
Por último, destacar que puede diagnosticarse el TDAH Presentación combinada, si se cumplen los criterios de inatención e hiperactividad/impulsividad; TDAH Presentación predominante con falta de atención, si se cumplen los criterios de inatención pero no los de hiperactividad/impulsividad; o TDAH Presentación predominante hiperactiva/impulsiva, si se cumplen los criterios de hiperactividad/impulsividad, pero no los de inatención.
Según el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), los criterios diagnósticos son:
A. Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un hermano.
Enfado/irritabilidad
Discusiones/actitud desafiante
Vengativo
B. Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo) o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa, profesional u otras importantes.
C. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo.
Según el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), los criterios diagnósticos son:
A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad, lo que se manifiesta por la presencia en los doce últimos meses de por lo menos tres de los quince criterios siguientes en cualquier de las categorías siguientes, existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:
Agresión a personas y animales (criterios 1-7), destrucción de la propiedad (criterios 8 y 9), engaño o robo (criterios 10-12) e incumplimiento grave de normas (criterios 13-15):
B. El trastorno del comportamiento provoca un malestar clínicamente significativo en las áreas social, académica o laboral.
C. Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen los criterios de trastorno de la personalidad antisocial.
Falta de remordimientos o culpabilidad: No se siente mal ni culpable cuando hace algo malo (no cuentan los remordimientos que expresa solamente cuando le sorprenden o ante un castigo). El individuo muestra una falta general de preocupación sobre las consecuencias negativas de sus acciones. Por ejemplo, el individuo no siente remordimientos después de hacer daño a alguien ni se preocupa por las consecuencias de transgredir las reglas.
Insensible, carente de empatía: No tiene en cuenta ni le preocupan los sentimientos de los demás. Este individuo se describe como frío e indiferente. La persona parece más preocupada por los efectos de sus actos sobre sí mismo que sobre los demás, incluso cuando provocan daños apreciables a terceros.
Despreocupado por su rendimiento: No muestra preocupación respecto a un rendimiento deficitario o problemático en la escuela, en el trabajo o en otras actividades importantes. El individuo no realiza el esfuerzo necesario para alcanzar un buen rendimiento, incluso cuando las expectativas son claras, y suele culpar a los demás de su rendimiento deficitario.
Afecto superficial o deficiente: No expresa sentimientos ni muestra emociones con los demás, salvo de una forma que parece poco sentida, poco sincera o superficial (p. ej., con acciones que contradicen la emoción expresada; puede “conectar” o “desconectar” las emociones rápidamente) o cuando recurre a expresiones emocionales para obtener beneficios (p. ej., expresa emociones para manipular o intimidar a otros).
A. Arrebatos recurrentes en el comportamiento que reflejan una falta de control de los impulsos de agresividad, manifestada por una de las siguientes:
B. La magnitud de la agresividad expresada durante los arrebatos recurrentes es bastante desproporcionada con respecto a la provocación o cualquier factor estresante psicosocial desencadenante.
C. Los arrebatos agresivos recurrentes no son premeditados (es decir, son impulsivos o provocados por la ira) ni persiguen ningún objetivo tangible (p. ej., dinero, poder, intimidación).
D. Los arrebatos agresivos recurrentes provocan un marcado malestar en el individuo, alteran su rendimiento laboral o sus relaciones interpersonales, tienen consecuencias económicas o legales.
E. El individuo tiene una edad cronológica de seis años por lo menos (o un grado de desarrollo equivalente).
F. Los arrebatos agresivos recurrentes no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo, trastorno psicótico, trastorno de la personalidad antisocial, trastorno de personalidad límite), ni se pueden atribuir a otra afección médica (p. ej., traumatismo craneoencefálico, enfermedad de Alzheimer) ni a los efectos fisiológicos de alguna sustancia (p. ej., drogadicción, medicación). En los niños de edades comprendidas entre 6 y 18 años, a un comportamiento agresivo que forme parte de un trastorno de adaptación no se le debe asignar este diagnóstico.
Desde Clínica Atenea nos centramos principalmente en capacitar al usuario a conocerse y a adelantarse ante posibles situaciones que vayan a generarle malestar y una reacción no adecuada: buscar el motivo de estas conductas, detectar cuándo se dan, si la causa es externa o interna, reconducir los pensamientos para buscar alternativas a su posible reacción, etc. Buscamos la consciencia y el autocontrol para que sus conductas vayan redirigiéndose y capacitarle a él mismo para lograr un correcto desarrollo personal.
Paralelamente, y dirigiéndonos a los padres o personas que conviven con los jóvenes con Trastorno del Comportamiento, buscamos dar apoyo y pautas para aprender a manejar el comportamiento y mejorar el entorno familiar, retomando el control de la situación, aprendiendo cómo dirigirse y cómo establecer una relación de comunicación para dejar atrás las peleas y los gritos. Para ello, contamos con el servicio de Psicólogo a domicilio donde el psicólogo se desplaza al domicilio de los jóvenes, donde la observación directa facilita conocer y comprender la situación real y aportar herramientas más adecuadas según las necesidades.
Además, realizamos asesoramiento en las escuelas, desarrollando de forma conjunta un plan individualizado con el fin de intervenir y reconducir problemas de conducta que se den en este entorno.
Con el fin de dar el máximo de estrategias a los chicos con Trastorno de Conducta, se realizan talleres grupales de habilidades sociales, donde bajo la supervisión de un psicólogo experto se crean situaciones entre iguales que les sirvan de modelo para aprender cómo gestionar su vida real.
Ponte en contacto con nosotros para que te informemos de la forma en que podemos ayudarte.
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