La sexualidad, debido a su gran complejidad, requiere de un enfoque multidisciplinar para su estudio. Podemos entender la sexología como la ciencia que estudia la sexualidad y todo lo relacionado con ella.
La sexualidad está presente a lo largo de toda nuestra vida, no tiene las mismas necesidades ni ideas sexuales un bebé, un/a niño/a, un/a adolescente, un/a adulto/a o un/a anciano/a.
A la hora de enfocar el estudio de la sexualidad, se debe tener en cuenta la anatomía, las emociones vinculadas al contacto sexual, las conductas ligadas a la sexualidad, la sociedad en la que se ha desarrollado el sujeto y las bases éticas sobre las que se rige su conducta y pensamiento.
Es importante dejar de ver la sexualidad como algo exclusivamente pornográfico relacionado con conductas lascivas, y dar paso a ese erotismo y sensualidad que envuelve las conductas sexuales.
Un abrazo, una caricia, un beso... son gestos cotidianos que nos dan placer, lo relacionamos con ternura, expresión de amor, y de cariño, no los vincularíamos a respuestas sexuales ni de excitación, son gestos poco valorados porque los hemos introducido en nuestra rutina.
Partamos de la premisa: “La sexualidad está en todas partes”
Intentemos sentir....disfrutar....valorar... ese abrazo tierno, ese beso cálido, esa caricia sutil... si prestamos atención a las emociones que crean esos pequeños gestos, las vinculamos al placer, a la satisfacción de sentirnos querido y protegidos. Esta relación afectiva es la base de una relación sexual.
Para poder desarrollar un deseo sexual, una fase de excitación, un orgasmo... debemos y tenemos que sentirnos, relajados, seguros, deseados, amados, cuidados...
Cada sujeto presenta unas necesidades, evolución, desarrollo... diferentes. El estudio de su problemática sexual está vinculada a sus experiencias, deseos, anatomía, conductas, ética, aprendizaje...
La OMS (2006) propone una definición basada en la necesidad de atender y educar la sexualidad humana. Para esto es de suma importancia, reconocer los derechos sexuales (WAS, OPS, 2000):
Cuando estos derechos sean conocidos, respetados, valorados y aceptados, estaremos frente a una sociedad sexual sana.
La terapia familiar es un tipo de intervención dirigido y centrado en el núcleo familiar. Se centra en:
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