La violencia doméstica y/o Intrafamiliar , actualmente es una de las más representativas en nuestra sociedad, son un síntoma más de la falta de función paterna/materna y de la norma dentro de la sociedad que envuelve al sujeto.
Las situaciones personales (ansiedad, adicciones, tensión, trabajo, paro…) agravan esta circunstancia. En la actualidad no existe el “Otro” que nos ayude a encontrar la solución a los actos cometidos, o que nos guíe hacia el arrepentimiento, la sociedad ya no marca este punto.
La transmisión de la información de padres/madres a hijos/as y del entorno social en el que se desarrollan ejercen una importante fuente para la construcción subjetiva masculina/femenina.
Es importante tener presente que la sociedad aún marca una importante diferencia entre hombres y mujeres, puede observarse que determinados trabajos, juguetes o ropa adquiere una connotación sexual femenina o masculina.
La mayoría de las sociedades ha tenido, a lo largo de su historia, hombres y mujeres poderosos/as que han pretendido dominar y controlar el país, la sociedad, incluso, el mundo.
A la mujer se la considera, en algunas culturas, emocionalmente más sensible y fácilmente sugestionable que al varón. Sus cambios hormonales a lo largo del ciclo vital han sido aprovechados para justificar, su “inferioridad” frente a los hombres, a la hora de tomar decisiones, u ocupar un puesto de poder.
La violencia Intrafamiliar es un término que hace referencia a la violencia ejercida dentro del terreno de la convivencia familiar, por parte de uno/varios miembro/s, contra los demás.
Dentro de este término se incluyen
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