Las redes sociales son un medio de comunicación que nos permite conectarnos y estar en contacto con otras personas de cualquier parte del mundo, en cualquier momento, sean conocidas o desconocidas y compartir todo tipo de información de nuestra vida que deseemos plasmar en ellas. Hoy, con motivo del día internacional de éstas, queremos tratar los beneficios y peligros que pueden proporcionarnos en nuestra autoestima.
Las redes sociales han llegado para quedarse y han conseguido ser el medio por excelencia en la actualidad para relacionarnos, comunicarnos y compartir muchas de nuestras experiencias vitales. Además, permiten mantener y crear nuevos vínculos, su uso no es solo a nivel personal, sino laboral, publicitario, informativo,… nos permiten estar enterados de lo que pasa en cualquier parte del mundo prácticamente en el mismo instante,… lo que hace que la mayoría de nosotros y nosotras estemos conectados a Internet constantemente.
A través de estas redes, se pueden intercambiar fotografías, vídeos, reflexiones, opiniones,… que en muchas ocasiones, se espera que sean vistas por el mayor número de personas y que además, reciban un “like o me gusta” como aprobación de los demás respecto a lo que se muestra de uno mismo o una misma.
Lo habitual, aparte de tener la propia red social, es seguir a otras numerosas redes llenas de publicidad, influencers y marcas que en muchas ocasiones publican sus mejores fotografías, con numerosos filtros, después de muchos intentos y tiempo dedicado a coger el mejor perfil, tonalidad, enfoque,… para llamar la atención de más seguidores y que ofrecen imágenes de una realidad bastante alejada del día a día del resto de personas. Por otro lado, también se pueden encontrar redes que tratan de hacer llegar historias reales, reflexiones con el mero hecho de compartir con la gente y perfiles más privados que solo desean ser vistos por personas conocidas y del propio entorno de la persona.
Así pues, en el mundo de las redes sociales podemos encontrar gran variedad de información de la cual mucha puede ser real y mucha otra estar bastante alejada y estereotipada acercándose al ideal de cómo deberíamos ser o qué deberíamos tener. Esto último puede generar un gran impacto en la propia autoestima, ya que cuando se ve una realidad que no se ajusta a lo que debería ser, puede aparecer un conflicto interno, una observación poco realista de que hay que marcarse unos objetivos inalcanzables que por supuesto, al no conseguirlos, la autoestima se ve dañada.
Las redes sociales son una ventana por la que se permite que otras personas puedan conocer más aspectos de nuestra vida y es responsabilidad de cada uno y una, saber qué es lo que quiere dejar ver por esa ventana. En la mayoría de ocasiones, el peligro está en dar el poder a estas redes para valorar cuál es la propia autoimagen, qué sean las otras personas a través de sus “likes o me gustas”, de los numerosos intentos de fotografías con opción a filtro que puedan enseñar la supuesta mejor imagen de uno mismo o misma las que definan cómo de valiosos somos, si lo que hacemos gusta o no o qué debemos hacer para ser socialmente aceptados.
Las redes sociales pueden contribuir a que las personas con baja autoestima se puedan refugiar en ellas, buscando la aprobación de otras personas a través de fotografías, vídeos, reflexiones y pensamientos que en muchas ocasiones no son el reflejo de su día a día.
Por ejemplo, los selfies como práctica de hacerse fotos a sí mismo o sí misma puede tener varias motivaciones. Entre ellas, compartir un momento específico que se está viviendo o registrar ese momento que nadie más puede registrar por ti. Sin embargo, hay estudios como el de la Universidad de Van Wageningen “la gracia y la soledad de fotografiar”, que hallaron que las personas que se hacían más selfies, eran las que tenían una autoestima más baja, practicaban menos sexo, presentaban una alta inseguridad y miedo al abandono.
No hace falta añadir mucho más al hecho del peligro y daño que desde hace muchos años, la publicidad clásica y ahora a través de las redes sociales, ha hecho y sigue haciendo en muchas ocasiones respecto a la autoimagen corporal, idealizando lo que deberían ser cuerpos perfectos relacionados con la delgadez y con los criterios de belleza establecidos por grandes influencias y compañías.
La mayoría de fotografías que se publican en las redes sociales tratan de enseñar momentos perfectos. Modificar la realidad, buscando la opción más perfecta, la que se considera que es la que quieren ver los demás, es lo más común. Cuanto más perfecta y atractiva es la imagen, más vende. Así que la pregunta es… ¿cuánto estamos dispuestos y dispuestas a retocar lo que proyectamos en nuestras redes sociales para “vendernos a unos seguidores, likes, me gusta y número de visualizaciones”?, ¿te preguntas cada vez que quieres publicar algo si lo haces como a ti te gustaría o pensando en cómo le gustaría más a las personas que te siguen?, ¿para quién acabas publicando tu contenido y para qué?
El exponerse en las redes sociales no solo es para compartir simplemente algo de nosotros mismos o nosotras mismas, sino también da la opción de buscar y dejarse recibir halagos y buenas críticas, buscando proyectar lo mejor de cada uno y cada una. Sin embargo, también está el peligro de recibir opiniones que no sean las esperadas, críticas y que si no se tiene una buena autoestima, ésta de nuevo se puede ver más dañada, puede hacer que una persona se obsesione más por proyectar todavía una realidad más alejada de la propia y buscar así la aceptación social que tanto está de moda en este nuevo mundo virtual. Así pues, el peligro que se corre es la propia anulación que uno mismo o una misma hace de su propia persona, la invalidación y no aceptación de ser quién es y mostrarse desde su aceptación y no desde la de los demás.
Tampoco es una sorpresa que detrás de esta moda virtual, haya muchas personas con alta inseguridad y baja autoestima, con experiencias tal vez más desagradables o una vida llena de sufrimiento o rechazos que se permiten esconder y alimentar su autoestima a través de falsos perfiles. En estos perfiles, se encuentran falsas fotografías y falsas historias que les permiten vivir una vida deseada, encontrar una falsa aceptación por parte de otras personas que no saben con quién interaccionan realmente y que bloquean así la aceptación de su propia realidad y la posibilidad de cualquier tipo de cambio en ella, no buscando ayuda y manteniendo el problema. El principal miedo de estas personas suele estar relacionado con el no ser queridos y queridas tal y como son y por lo que son. Una consecuencia añadida para estas personas, es que si las personas con las que interactúan acaban descubriéndolos y descubriéndolas, lo más habitual es que reciban un rechazo, pero no pueden llegar a saber si es por quién realmente son o por el mero hecho de haber mentido, incrementándose aún más sus miedos y entrando en un bucle de inseguridad.
Nos gustaría lanzarte más preguntas al respecto… ¿te has preguntado cuánto de tu vida y tu intimidad estás exponiendo?, ¿qué personas están viendo lo que tu muestras, son amigos y amigas, conocidos o conocidas o desconocidos y desconocidas que te han hecho una petición de amistad y has aceptado por incrementar seguidores o que conociste una noche de fiesta y no volverás a ver más?, ¿te has parado a pensar cómo puede repercutirte en tu vida real en unos años algunas de las vivencias que publicas?
Las redes sociales tienen como fin entre muchos otros, permitir y proporcionar la oportunidad de mantener conectadas y contactadas a las personas desde cualquier parte del mundo. Sin embargo, a medida que dedicamos más tiempo diario a éstas, ¿cuánto tiempo es el que restamos de las interacciones físicas que tenemos más cerca de nosotros y nosotras?, ¿dónde quedan los abrazos, besos, la cercanía, la compañía física, los juegos y buenos momentos de ver a nuestros seres queridos y compartir un rato con ellos? Te invitamos a que observes cuando salgas a la calle, a cenar, a pasear o a un concierto, si estás disfrutando del concierto a través de tus ojos o de tu pantalla para publicarlo, si estás hablando con las personas que te acompañan a disfrutar de una cena y que tienen experiencias que compartirte en persona o estás en contacto en ese mismo instante con otras y poniendo atención a ese mundo virtual,… ¿te has fijado alguna vez si cuando estás con alguien estás pendiente de hablar con otras personas por las redes y cuando estás con esas otras personas, hablas con ese alguien al que previamente no habías prestado la suficiente atención? Como ves, las redes sociales tienen como ventaja el poder darnos la oportunidad de comunicarnos más rápido, en cualquier momento y con cualquier persona, pero si no se hace un buen uso, nos proporcionan el peligro de dañar nuestras relaciones familiares y sociales, que éstas sean mucho más superficiales y que finalmente aumente un sentimiento de estar rodeado de mucha gente sintiendo soledad.
Por último, y no menos importante, y son objeto de otros escritos, hay otros peligros de las redes sociales que también pueden dañar la autoestima, como:
- Adicción a las redes sociales. Para muchas personas, es imposible pasar un día sin revisar sus redes sociales, desconectar del mundo virtual o dejarse el móvil en casa y no volver a atrás porque no pueden soportar la idea de no estar conectados. Esto puede contribuir a no dedicar tiempo a otras aficiones, relaciones físicas, exigencias del día a día que si fuese así, contribuirían a generar placer y a mantener una buena autoestima en la vida real.
- Pueden ser la puerta para el ciber acoso, vigilando cuando alguien está “en línea”, si ha leído los mensajes y no ha contestado, dónde está en tiempo real,...
- Pueden dar lugar a muchos malos entendidos porque lo que uno o una ve puede interpretarlo de manera diferente a lo que la otra persona que publica quiere transmitir.
En definitiva, las redes sociales son un gran avance que nos permite facilitarnos en muchas ocasiones la vida, ya que podemos relacionarnos con personas que antes era mucho más complicado por la distancia o el tiempo, resolver dudas en un foro más abierto de personas, estar informados prácticamente al momento de lo que ocurre en el mundo, buscar cualquier tipo de información, compartir con otras personas parte de nuestras experiencias y pensamientos,… y a la vez, si no se hace un buen uso y no se mantiene una buena autoestima en estas redes, pueden conllevar muchos peligros que nos dejan expuestos y pueden dañarnos.
Si consideras que tu autoestima está mediada por lo que recibes y publicas en las redes sociales, te invitamos a que puedas disfrutar y aprovecharte de los beneficios de éstas teniendo en cuenta todos los peligros anteriores y teniendo en cuenta que la autoestima de cada uno y una depende de uno mismo y una misma, no de la aceptación de los demás ni de cuántos likes o seguidores se tienen o si gusta a todo el mundo lo que se publica.
Si te sientes identificado o identificada con este escrito y crees que necesitas ayuda para poder trabajar tu autoestima o sientes que las redes sociales te están condicionando e interfieren en tu vida, en Clínica Atenea podemos ayudarte.