El fallecimiento de un ser querido esconde un gran dolor que viene acompañado por un periodo de duelo intenso.

La pérdida mas dolorosa, descrita por los pacientes, es la pérdida de un hijo.  

Cuando se pierde un hijo se entra en un bucle sin salida de dolor indescriptible. Se siente un gran peso en el pecho, falta de aire, sensación de incredulidad, sentimiento de culpa.... todas las preguntas que en ese momento podamos realizarnos jamás obtienen la respuesta que deseamos.

Las leyes de la naturaleza nos indican que lo “normal” es no sobrevivir a nuestros predecesores. Este tipo de duelo es el más largo y difícil de superar, de hecho, con mucho trabajo en terapia se logra aprender a vivir con ello, es decir, el duelo por el fallecimiento de un hijo no puede superarse al 100%, porque no podremos olvidar jamás que tuvimos un hijo, no podremos nunca entender porque se fue de aquella forma ni dar respuestas a multitud de preguntas que nos embargan, pero, si lograremos guardar en la memoria los momentos maravillosos que vivimos junto a el, recordarlo con cariño y llorar de alegría al pensar en situaciones divertidas a su lado. 

La terapia permite enfrentarse a las cuestiones que nos planteamos mentalmente, podemos darle respuesta, aprendemos a dejar de sentirnos culpables, nos enseña a entender porque ha sucedido. 

Las sesiones nos permiten aprender a vivir con este vacío, con este cambio que no decidimos, con nuestra nueva vida. 

Desde Atenea Clínica de Psicología en Mallorca queremos darte un consejo: “Tened siempre presente que cada día puede ser el definitivo, por ello, vivid cada segundo como su fuera el último. Besad, amad, abrazad, hablad, acariciad... y sobretodo expresad cuanto os importan las personas que os rodean”