¿Qué va a pasar a partir de ahora?, ¿cómo será el futuro?, ¿podré superar todo lo que se me presente? son algunas de las muchas preguntas que en muchos momentos de tu vida te puedes haber hecho y que en estos momentos de excepcionalidad por el COVID-19 pueden haberte surgido de nuevo.
No saber qué va a pasar es algo con lo que todos y todas tenemos que convivir en nuestra vida, estamos en constante exposición a lo inesperado, a lo incierto, a lo desconocido que nos resulta el futuro. Es importante que recuerdes que venimos de una situación excepcional, un virus muy dañino ha irrumpido en nuestras vidas de forma abrupta, cambiando todos nuestros hábitos, rutinas, placeres, nos ha obligado a vivir solos o en mucha compañía las veinticuatro horas del día e incluso nuestros principales miedos se han cambiado a otros que todavía alimentan más la incertidumbre. Aquí es cuando palabras como miedo, descontrol y desesperación pueden aparecer de forma constante en nuestros pensamientos.
Ante lo desconocido, muchas personas acuden a la preocupación como estrategia de control para poder sobrellevar mejor esta incertidumbre que ronda en sus vidas. La preocupación, es el intento desesperado de poder controlar el futuro y anticiparse a lo que pueda estar por llegar, es decir, a infinitas probabilidades. Si pudiésemos poner nombre a la emoción que hay detrás, seguramente podría ser miedo, miedo a lo desconocido.
Pasar el día preocupado o preocupada conlleva un desgaste mental y físico, consume mucha energía que lamentablemente acaba por no conseguir ningún resultado. Esto se debe a que la preocupación, nos proporciona una ilusión de falso control y la realidad es que sufrir por anticipado no cambia la probabilidad de que algo malo o bueno pueda pasar.
¿Cómo puedo ser consciente de si la preocupación me está afectando en estas fases de desescalada?
Tómate un tiempo para escucharte, para valorar si en estos días estás sintiendo miedo, frustración o baja tolerancia a la incertidumbre. Valora si has tenido comportamientos de evasión (evitar salir a la calle o escuchar ciertas noticias), si has revisado de forma constante información sobre la evolución del virus, has buscado alivio y seguridad preguntando a otras personas, sobre todo a personas que te van a responder lo que quieres escuchar, no delegar a otros ciertos recados o responsabilidades para mantener mayor control de la situación o de preocuparte (dar vueltas y vueltas al mismo tema sin llegar a ninguna conclusión, en este caso, pensar en el descontrol que pueda haber, en lo desconocido del virus, en si la gente va a cumplir las normas que se han propuesto,…).
Si la respuesta a algunas o todas las sugerencias anteriormente descritas es sí, es posible que esta preocupación esté ocupando una parte importante de tu día a día y es recomendable que le pongas remedio.
¿Qué puedo hacer para tolerar mejor la incertidumbre?
Sentimos decirte que el mundo y nuestras vidas van a estar siempre llenas de imprevistos que resultan incómodos, y que por tanto, el trabajo que queda por hacer es aceptar que la incertidumbre no es algo que se pueda superar, sino tolerar mejor y es necesario aprender a convivir con ella.
Ten en cuenta que tus preocupaciones son sólo pensamientos, por lo que te invitamos a que cuando estés sumergido o sumergida en ellos, te preguntes si en lo que piensas tienes alguna evidencia de que pueda pasar, si te sirve en el presente para solucionar lo que sea que te esté preocupando, cómo de graves serían las consecuencias, si éstas durarían para siempre y qué puedes hacer tú para hacer frente en el presente a dicha situación que te preocupa. Pregúntate qué podrías decirte para estar más centrado o centrada en el presente, busca alguna frase que puedas usar como un mantra, escríbela si es necesario y repítetela cuando te sientas preso o presa de esa preocupación.
En definitiva, en esta difícil y excepcional situación en la que nos encontramos, es importante que tomes nota de cómo te sientes y qué estás haciendo para poder gestionarla. Acepta que la incertidumbre forma parte de nuestras vidas, cuestiona tus preocupaciones, trata de centrarte en el presente y cómo con tus actos puedes conseguir un mayor control. Habla con tus allegados, sigue las medidas de protección indicadas por los profesionales, limita el tiempo que dedicas a informarte, no te sobre informes y busca lugares y eventos para empezar a caminar en la nueva normalidad que te permitan ir sintiéndote más seguro o segura.
Si sientes que tienes dificultades en tu camino a tolerar la incertidumbre, no lo dudes y busca ayuda de un profesional. En Clínica Atenea estaremos encantados de ayudarte.