La tristeza y la depresión son dos conceptos que suelen confundirse muy a menudo, pero la realidad es que no son lo mismo. En este artículo esperamos poder darte algunas pistas para poder diferenciarlos y detectar cuando se puede estar dando uno u otro.
La tristeza es una emoción pasajera y que todas las personas podemos sentir en multitud de ocasiones en nuestra vida diaria, manifestándose como reacción psicológica a situaciones que nos pueden causar dolor, daño o que nos resultan difíciles de afrontar. Esta emoción puede ir acompañada de llanto.
La tristeza no es perjudicial ni nos debe preocupar si se da durante unos días o incluso algunas semanas, sobre todo cuando hay un motivo a raíz del cual la emoción ha aparecido. De hecho, es una emoción que en su versión más adaptativa, nos ayuda a darnos cuenta de cómo queremos que nos traten o tratamos a los demás, o de si algo que está sucediendo no es bueno para nosotros. Ésta puede aparecer en situaciones tan cotidianas como que nos cancelen un plan que nos apetecía mucho realizar, en las que nos podemos sentir rechazados o defraudados, tener que separarse de los allegados o fallecimiento de un ser querido entre otros muchos ejemplos.
Aun así, aunque lo más común es que haya un motivo que provoque esta emoción, puede no haberlo y que sea un cambio hormonal el que dé lugar a esta emoción tan básica, o simplemente, que ese día nos hayamos levantado con el estado de ánimo más bajo de lo habitual. Esta tristeza puede ser intensa y duradera (de algunos días a semanas), frecuente pero que acaba por desaparecer.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la primera diferencia a destacar entre tristeza y depresión, es que la primera prácticamente todos los seres humanos la van a tener durante muchos momentos de sus vidas y la segunda un menor número de personas acabarán desarrollándola.
Por lo que respecta a la depresión, se trata de un trastorno psicológico en el que la persona manifiesta además de tristeza, otros síntomas como pocas ganas de hacer nada, sentimientos de incapacidad para enfrentarse a la vida diaria, angustia, cambios en el sueño y en el apetito, sensación de falta de energía, sentimientos de inutilidad, desesperanza y/ o culpa, problemas para concentrarse o tomar decisiones y en algunos casos más graves, pensamientos relacionados con la muerte. Este cuadro de malestar en la depresión es crónico y la tristeza, es solo un síntoma más de éste, a diferencia de que cuando se siente solo tristeza, ésta es una emoción pasajera.
Tanto las personas que se sienten tristes como las que sufren depresión, pueden sentir que no son capaces de hacer frente a la vida diaria (ir a comprar, al trabajo, al colegio, realizar gestiones, salir a pasear,…). Sin embargo, esta sensación en las personas con tristeza suele ser pasajera y acaban por afrontar todas estas situaciones, mientras que en las personas con depresión esta sensación puede darse durante semanas e incluso meses y esta incapacidad se hace realidad.
A nivel médico, en pruebas como las de neuroimagen, las personas con tristeza no presentan cambios tan significativos en la activación cerebral como las personas que padecen depresión, dónde aparece un mayor nivel de activación en algunas zonas del cerebro. Además, los niveles de la serotonina son mucho más bajos que en las personas que no sufren de depresión o solo presentan tristeza.
Como se ha ido diciendo durante todo el escrito, la tristeza por sí sola es un estado normalmente pasajero, que se da en todas las personas y es muy probable que la persona no necesite ningún apoyo profesional para superarla. El apoyo social y/ o familiar, retomar rutinas e incluso que la situación que pudo provocarla haya desaparecido o haya ido pasando el tiempo suelen ser suficientes para superarla.
Sin embargo, la depresión es un trastorno muy delicado que sí que se prolonga en el tiempo de forma crónica si no se trata, por lo que necesita ser tratado por un profesional para poder mejorar la calidad de vida de la persona que se ve duramente afectada.
En algunos casos, la tristeza se puede prolongar más de lo normal y es entonces cuando esa emoción puede contribuir y conducir a un caso de depresión. Por tanto, una diferencia que ya hemos ido mencionando, es el tiempo que se prolonga esta emoción, desde ser pasajera y no necesitar ayuda de un profesional a prolongarse en el tiempo durante meses y convertirse en un síntoma más de la depresión.
Finalmente, por lo general las personas que se sienten tristes suelen identificar la situación que ha provocado ese estado o emoción. Sin embargo, las personas con depresión en muchas ocasiones no pueden señalar la situación o recuerdo que les general malestar y está produciendo este estado de ánimo, e incluso puede que no haya una situación específica que lo explique.
Esperamos que esta lectura te haya servido para poder identificar y diferenciar estos dos conceptos. Si te sientes identificado y crees que tienes tristeza te invitamos a que explores esta emoción y descubras qué es lo que necesitas para poder superarla. Si por el contrario te identificas con un estado de depresión, te recomendamos que acudas a un profesional para que lo valore y puedas obtener la ayuda óptima para afrontarlo y superarlo.